Y al fin llega el día en el que te encuentras de pie en tu tabla en la cresta de la ola, a tres metros sobre el agua, y sientes como la ligera fría brisa marina choca contra ti produciéndote una sensación de libertad, entonces decides bajar la pared de la ola, y la bajas tan rápido que se produce una sensación de adrenalina placentera, y vas viendo mientras avanzas el fondo marino , todos los corales, peces , y piedras llenas de vida, pero te caes de la tabla y lo ves todo negro, y esa sensación placentera de libertad, se corta y no se aprecia nada, pero te proteges la cabeza y encoges las piernas dejándote llevar, porque sabes que tarde o temprano saldrás sin dificultad a la superficie, y podrás volver a disfrutar de esa sensación de libertad y gozo.
Hay veces que nos sentimos muy bien, y de repente todo eso se corta y lo vemos todo pésimo, vivimos en un mundo en el que la situación es inestable y todo cambia continuamente, pero si no te dejas llevar, si luchas contra esa fuerza que te arrastra, tardarás más en salir de ella, en cambio, si te dejas llevar llegarás de nuevo a esa sensación de placer.
